La demencia es un grupo de síntomas relacionados con la pérdida de la memoria y el deterioro general de las capacidades cognitivas. La mayoría de los tipos de demencia empeoran con el transcurso del tiempo y son por lo general irreversibles.
La enfermedad de Alzheimer es la causa de demencia más común y mejor estudiada, y afecta hasta un 70% de las personas a las que se les diagnostica la demencia.
Las personas con demencia con frecuencia necesitan ayuda para su cuidado personal. Pueden tener dificultad en comunicarse con los demás. Pueden dificultarse las tareas cotidianas como asearse, preparar las comidas y conducir.
Los síntomas de la demencia pueden variar dependiendo del diagnóstico. En la mayoría de los casos, las personas con demencia sufren una pérdida gradual de memoria y otras funciones cognitivas.
A medida que progresa la enfermedad, la persona puede experimentar los siguientes síntomas:
Es necesario efectuar un reconocimiento médico completo para descartar otras causas de las deficiencias cognitivas. Por ejemplo, las interacciones de los medicamentos o los pequeños derrames cerebrales frecuentes pueden causar demencia. Es posible que se diagnostique Alzheimer si no se halla otra causa para la misma. Sin embargo, no se puede hacer un diagnóstico definitivo de Alzheimer a menos que se efectúe un examen del cerebro durante la autopsia.
El equipo de profesionales que participaría en el diagnóstico de la demencia podría incluir:
El equipo hará preguntas sobre la memoria y otros problemas que pueda tener el paciente. También se recopilará información sobre la manera en que estos problemas afectan las actividades cotidianas. Se pueden administrar varias pruebas para evaluar las funciones cognitivas. El diagnóstico y el plan de tratamiento dependerán de los resultados de la evaluación.
Existen varios medicamentos que parecen retardar la progresión de los síntomas, pero no ofrecen reversibilidad de los daños causados por la enfermedad. Lo más común es que se utilicen técnicas de reeducación de comportamiento para ayudar a la persona a recordar información importante o a efectuar las actividades cotidianas.
El patólogo del habla y el lenguaje puede ayudar al paciente con demencia a usar estrategias para conservar la mayor cantidad de tiempo posible las funciones cognitivas y de comunicación. Algunos ejemplos de estas estrategias son:
Si el paciente tiene problemas de deglución, el patólogo del habla y el lenguaje puede trabajar con la persona para asegurar que pueda tragar sin riesgos. Esto puede incluir enseñar estrategias compensatorias o alterar la dieta del paciente de modo que éste pueda comer sin correr el riesgo de atragantarse o enfermarse.
El objetivo primordial de toda intervención es conservar la mayor cantidad de tiempo posible la calidad de vida de la persona.
Las personas al cuidado del paciente con demencia pueden hacer ciertas cosas para ayudarlo a funcionar de manera más eficiente en su vida diaria. He aquí algunas técnicas de utilidad:
Para comunicarse con un patólogo del habla y el lenguaje, visitar ASHA ProFind.
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